Una de las últimas tendencias en piscinas es sustituir el tratamiento del agua de las piscinas con cloro y productos químicos con métodos alternativos más respetuosos con el medio ambiente. Un ejemplo de estas tendencias es el mantenimiento del agua de la piscina con sal, un sistema de desinfección natural que protege el entorno, no genera residuos y protege la salud de las personas.
Una piscina con agua salada no es igual que bañarse en el mar, la concentración de sal es mucho más baja (aproximadamente 9 veces menos), lo que nos permite disfrutar durante muchas horas sin el efecto desagradable del exceso de sal que provoca sequedad e irritación en ciertas personas.
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Piscinas de agua salada

Las piscinas con agua salada se están extendiendo más allá de los deportistas de élite y ya son muchos los resorts de lujo que prefieren proporcionar a sus clientes una experiencia diferente. No solo a nivel ético y como imagen de empresa es algo positivo, sino que se consigue reducir el gasto de productos químicos y se consigue que el mantenimiento del césped y los jardines sea menos costoso.
El agua de una piscina salada no irrita las plantas ni daña el césped, algo que sí hacen los productos químicos fuertes que tradicionalmente se usan para eliminar los patógenos y las algas del agua. El porcentaje de sal es tan bajo que se puede nadar sin miedo a que irrite los ojos puesto que la cantidad de sal en el agua es parecida a la que hay en las lágrimas.
Además el coste del mantenimiento de las piscinas de agua salada es muy bajo, otro punto a favor de los negocios que tienen este tipo de instalaciones o de si contamos con una piscina de este tipo en nuestro hogar.
Mantenimiento de piscinas de agua salada
Para mantener una piscina con agua salada tenemos que instalar un sistema de cloración que se encarga de generar cloro gaseoso en el sistema de filtrado gracias a la electrólisis. La instalación de este equipo es muy sencilla y no requiere de hacer una reforma de grandes dimensiones como sí requiere la instalación de una depuradora o de otros sistemas de purificación del agua.
El mantenimiento de la piscina de agua salada en invierno</b es el mismo que durante el verano ya que el propio equipo nos avisa si detecta que se necesita más sal y el proceso natural del contacto de los rayos UV con el agua devuelve a la sal a su estado natural.
Existe la posibilidad de poner nuestra piscina con agua salada en hibernación durante la época de frío. Para ello, solo tendremos que comprobar que la temperatura del agua es inferior a 15 grados y deberemos desconectar el clorador salino porque no se producirá cloro en esas condiciones. En ese momento deberemos añadir un producto específico para hibernar la piscina y, si existe la posibilidad, colocar una lona que proteja la superficie.
Ventajas y desventajas de tener una piscina de agua salada
La principal ventaja de tener una piscina con agua salada es que podemos olvidarnos de los efectos nocivos del cloro en nuestra salud. Los deportistas que suelen pasar mucho tiempo en la piscina suelen convertir la piscina en agua salada para evitar problemas respiratorios y alergias en la piel que pueden afectar a su rendimiento.
El cloro natural que produce la sal mediante la electrólisis es igual de potente que el cloro químico a la hora de desinfectar y purificar el agua, pero con la particularidad de que es un elemento natural, no tiene efectos negativos en las personas ni en el medio ambiente. Y es que, gracias a los rayos UV del sol que inciden en el agua salada de la piscina, este compuesto vuelve a convertirse en sal y evita que tengamos que echar más producto al agua de forma constante porque se renueva solo.
Como desventaja, no hay nada importante que señalar ya que el mantenimiento de la piscina de agua salada es muy sencillo. Como la sal no se evapora, lo único que hay que controlar con regularidad es el ph del agua y, si hay lluvias torrenciales o se renueva el agua, habrá que volver a añadir sal para compensar.
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